Creación literaria relato

Casa de muñecas

José Antonio Vega comparte con nosotros este microrrelato ambientado en el actual conflicto de Ucrania.

José Antonio Vega

Ha sido lo primero que ha llamado mi atención: papel pintado, clásico; un fondo listado vertical, en tonos marrones, al que se superponen cuatro escenas tradicionales de caza sacadas de grabados victorianos ingleses, con un patrón que las repite sucesivamente en horizontal y vertical. El mobiliario del comedor es de una madera rojiza y lacada que se oscurece en los bordes. En la pared del fondo, una estantería aporta el toque multicolor gracias a los lomos de sus libros. A la derecha, una puerta abierta deja ver la salita, que tiene las paredes cubiertas por un papel azulado, decorado con un sinfín de minúsculas estrellitas plateadas. Dos sillones grises, de respaldo alto, encaran un televisor muy moderno, demasiado grande para el tamaño de la habitación, que está encendido: transmite un programa de videoclips musicales, aunque su sistema de sonido permanece mudo. La puerta de la izquierda del comedor está cerrada. Tras ella se encuentra la cocina, equipada con unos sorprendentes muebles chapados en formica, de un rosa pálido y brillante a la vez que recuerda las cocinas de las series norteamericanas de los años sesenta, con una dinámica Doris Day ejerciendo de ama de casa de clase media, aunque esta habitación es mucho más pequeña y da sensación de agobio. Pese a la falta de espacio, hay una mesita en el centro y, sobre ella, sendos platos con tostadas que se han debido quedar frías, un bote de mermelada abierto y una pastilla de mantequilla que acabará por fundirse si no se guarda en el frigorífico. En la pared izquierda de la cocina una cortina verde de plástico la separa de…

Jordi me zarandea, cogiéndome por el brazo, y me hace salir de mi ensoñación, casi hipnótica, mientras me hace señas para que le siga. Llevamos aquí tres semanas como cooperantes, cogidas de nuestras vacaciones en el cuerpo de bomberos de Zaragoza, y hoy nos han asignado apoyar a los equipos de Protección Civil de Odessa. Los acompañamos en las tareas de socorro en un edificio de vivienda atacado por un misil ruso que ha derribado parte de la fachada. Probablemente algunos de sus habitantes fueron sorprendidos en medio de sus actividades cotidianas y ahora se encuentran sepultados bajo los escombros, quizá los que estaban comiéndose las tostadas o viendo la televisión…

Sigo a un bombero ucraniano. Llevo una pala sobre el hombro derecho, y con la mano izquierda me voy ajustando el barbuquejo de mi casco rojo, pero no puedo evitar echar otra mirada a la fachada del edificio que la explosión ha transformado en una enorme y abierta casa de muñecas a tamaño real: unas habitaciones congeladas en el tiempo, como si gigantescos niños hubieran dejado su mobiliario de juguete en buen orden; otras presentando un enorme desorden, con los objetos que contienen rotos y entremezclados. Y me sigue obsesionando el papel pintado marrón, especialmente la escena en la que un gran ciervo yace recostado contra un roble, con sus carnes rasgadas, rodeado de furiosos podencos que lo sujetan con sus fauces.

*Imagen recuperada de: http://www.wallpaperup.com

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: