Redacción de Parnaso
El pasado sábado 6 de noviembre se manifestaron, frente al Ministerio de Educación, profesores, alumnos y numerosas personalidades de la cultura española para protestar contra el currículo de educación que minusvalora las asignaturas humanísticas. Desde Parnaso, nos unimos a esta protesta convocada por la SEEC, la Asociación Cultura Clásica y el resto de entidades que forman parte de la plataforma Escuela con Clásicos, y suscribimos las palabras del historiador y presidente de Acción Cívica Antonio Penadés, las cuales reproducimos a continuación:
Nuestros dirigentes políticos han decidido que el sistema educativo debe prescindir de cosas como la épica de Homero, la sabiduría de Solón, la sensibilidad de Safo, la empatía de Sófocles, la maestría de Policleto, la audacia de Eurípides, la amplitud de miras de Heródoto, la perspicacia de Tucídides, la ironía de Aristófanes, la comprensión de la condición humana de Platón, el entendimiento y la agudeza de Aristóteles, la justicia y el humanismo de Cicerón, la lírica de Horacio, el autoconocimiento de Séneca, la humilidad de Marco Aurelio, la grandeza de Virgilio o la emotividad de Ovidio. De este modo, las autoridades educativas alejan a los jóvenes de estos grandes creadores y de todos aquellos sabios que dieron forma a nuestra individualidad y a nuestras instituciones. En realidad, llevan haciéndolo mucho tiempo, pero la LOMLOE supone el remate definitivo.
Hablo como historiador especializado en Grecia antigua y como presidente de Acción Cívica, una entidad surgida de la Sociedad Civil que se dedica principalmente a la lucha contra la corrupción política en tribunales de justicia. Desde esa perspectiva, desde esa singular tribuna, he llegado a la conclusión de que los reiterados ataques a las humanidades buscan el gregarismo y debilitan nuestra democracia y la justicia social. La aceptación de la mentira como una herramienta habitual, la aniquilación del sentido crítico y la falta de capacidad para hacer frente a los abusos es el ambiente idóneo en el que se mueven dominadores de masas y corruptos.
Hay que recordar que Sócrates concluyó que la virtud equivale a conocimiento y, por tanto, las injusticias se nutren de la ignorancia de las personas.
Antonio Penadés (historiador y presidente de Acción Cívica)
En la democracia ateniense, los ciudadanos participaban directamente en las cuestiones de la polis, un sistema justo y audaz que se sustentaba en la responsabilidad individual por las decisiones adoptadas y en la generalización de una educación completa —la paideia—. De todo esto nos están privando los partidos políticos, quienes sortean las responsabilidades personales y rechazan la cultura y, por tanto, desgastan nuestro sistema de convivencia. Por estos motivos, Acción Cívica lleva mucho tiempo apoyando las reivindicaciones de la SEEC, de la Asociación Cultura Clásica y del resto de entidades que forman parte de Escuela con Clásicos.

Es un grave error privar a nuestros hijos y a nuestros nietos de los estudios clásicos, en especial a quienes dirigirán sus pasos hacia la ciencia y la tecnología, y no solo por la etimología —una gran herramienta y un verdadero tesoro para ellos—, sino porque la inteligencia artificial, la nanotecnología, la genética y los datos masivos avanzan hoy de forma exponencial hacia un futuro incierto y, por tanto, los futuros científicos necesitan más que nunca contar con una base humanista y asumir los grandes conceptos abstractos acuñados por los pensadores griegos: la virtud, la igualdad, la dignidad, la justicia, la verdad, la prudencia, el bien común… En este momento clave de disrupción energética y tecnológica, con graves amenazas acechándonos como el peligro nuclear o el calentamiento global, nuestros investigadores deben ejercer su labor desde la humildad y la duda, sin dogmas o consignas, vigilando siempre el estricto cumplimiento de la ética.
La LOMLOE tiene aspectos positivos, como era de esperar. Su punto fuerte son las competencias clave y aprendizajes esenciales, que son saberes básicos y transversales en los que se estructura todo el itinerario educativo, pero justamente por eso es aún más incongruente que se abandonen las materias clásicas, que ahondan en la condición humana y conforman la cimentación de una formación integral. La propia ley se contradice al afirmar en su preámbulo que «incorpora en su justa medida componentes formativos asociados a la comunicación, a la formación artística, a las humanidades, a las ciencias y la tecnología y a la actividad física» (Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, BOE n.º 340, 2020). Los estudios clásicos, como es sabido, constituyen la esencia de las humanidades, que por supuesto comprenden también la ciencia.
El análisis que merece esta ley educativa, la octava ya en democracia, solo puede ser negativo por suponer la práctica desaparición de los estudios clásicos, y también por la valiosa oportunidad que han desechado las autoridades educativas. Los esfuerzos realizados habría que redirigirlos hacia objetivos provechosos, en especial hacia un pacto de Estado sobre la educación. Cualquier otra opción equivale a empeorar las cosas, desgastarse en batallas partidistas e incurrir en una evidente deslealtad hacia la sociedad.
¿Cuándo se darán cuenta los políticos y las autoridades? ¿Cuando llevemos en la mochila doce leyes educativas, quince…? Sabiendo que las dinámicas sociales en España son pendulares —esto es algo que nos enseña la historia—, resulta evidente que, cuando alguien, sin consenso previo, lleva un asunto a su terreno, garantiza que los de enfrente harán lo mismo en cuanto puedan. Y así no hay avance posible.
Sin pacto de Estado para la educación, España avanza dando palos de ciego en un contexto internacional en el que la competitividad y el progreso residen, más que nunca, en el saber, en la sabiduría bien cimentada. En los países más civilizados, la educación es un tema que gestionan quienes lo conocen de primera mano —maestros y profesores— y que fue retirado hace tiempo de las pugnas políticas.
Hay que despartidizar cuanto antes este asunto. Nuestra prosperidad depende de ese gran pacto, que todos —comunidad docente, familias e instituciones de la Sociedad Civil— debemos exigir a nuestros representantes.
Antonio Penadés (historiador y presidente de Acción Cívica)
No podemos permitirnos el lujo de prescindir de la sabiduría de los grandes autores del pasado. Si queremos que nuestros jóvenes sean capaces de rechazar ideologías en bloque y fanatismos, que puedan detectar abusos y mirar al futuro con clarividencia, no debemos dar la espalda a los clásicos, sino, precisamente, promover que avancen de la mano de ellos. Salvemos ahora todo lo que se pueda, tras esta dolorosa derrota, y miremos a medio plazo para restituir las materias clásicas y fijarlas de forma definitiva en los planes de estudios.
Actuemos con serenidad, con contundencia y con perseverancia, desde la comunidad docente y desde la Sociedad Civil, hasta lograr estos objetivos. Aquí no están en juego unos puestos de trabajo o la elección de un modelo educativo determinado, sino el porvenir de todo un país.
Muchas gracias.
En la portada, la concentración del pasado 6 de noviembre en Madrid, bajo la victoria alada del Metrópolis madrileño. Fotografía: Antonio Penadés (2021).
Fotografías: cuenta de Twitter de @Seec_Salamanca (2021)
Referencias
Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, BOE núm. 340 (2020).