Entrevistas Traducción

Núria Molines: «Los traductores somos parte del sector cultural e influimos en cómo se acaba construyendo el tejido literario que tenemos en un país»

Parnaso asiste al Club de Lectura de la FFTIC coordinado por Purificació Mascarell sobre «Una vez caminé sobre la suave hierba» y entrevistamos a su traductora, Núria Molines.

Irene León (@irenelt18) y Baldomero Pontones (@baldomeropp)

El pasado 25 de noviembre, en la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación de la Universitat de València, se celebró una reunión del Club de Lectura donde hizo acto de presencia la traductora Núria Molines. La reunión fue coordinada por Purificación Mascarell y estuvo centrada en torno a la obra, traducida por la misma Molines, Una vez caminé sobre la suave hierba, de la escritora austríaca Carolina Schutti.

Portada del libro. Recuperada de la editorial Errata Naturae.

El evento tuvo lugar en una sala donde varias personas se reunieron alrededor de la traductora y contó con una gran participación que cubrió hasta el más mínimo resquicio de la obra que narra la vida de Maja, quien, tras perder a su madre, ve su vida sacudida por tan cruda pérdida y, cuando su padre renuncia a cuidar de ella, marcha a vivir con su tía. Esta novela cuenta el crecimiento de Maja, la llegada a la juventud y la madurez, así como todos los nuevos descubrimientos que ello implica: nuevas formas de amor, de ver el mundo, de sentirse a sí mismo.

Aprovechando la presencia de Núria Molines, durante la hora y media que duró el evento, fueron muchas las preguntas que se dirigieron hacia su trabajo, hacia su forma de penetrar en esa escritura que es única de la persona que la desarrolla —casi podríamos decir una prolongación de su psique— y que entraña dificultades para la traductora, por lo que su trabajo se torna fundamental. Para cuando sales de esa sala de ambiente tan recogido e íntimo, no puedes más que valorar el titánico trabajo de los traductores, agradecerles por haber traducido a tu lengua esas obras que te marcaron y que te marcarán.

Tras la reunión, Parnaso se acercó para realizar una entrevista a la traductora y preguntarle sobre temas más específicos, cuestiones que en algunos casos nos habían surgido con el mismo devenir del evento.

Has comentado que, además de Traducción, ahora estás estudiando Filosofía. ¿Cómo de estrecha encuentras la unión entre la filosofía y la traducción?

Pues, por ejemplo, Derrida (un renombrado filósofo) dedica muchísimos textos a la traducción. Cuando yo estaba en segundo de Traducción, empecé ya a estudiar Filosofía, y para mí fue un cambio de paradigma total, porque en la carrera de Traducción era todo muy práctico y exento de reflexión, por así decirlo, y a mí me faltaba toda esa parte de llegar a la universidad y escuchar una clase magistral donde una persona hila todos sus pensamientos en voz alta. Además, esto me ayudó luego a traducir de otra manera.

No solo estoy cambiando una palabra por otra, sino que aquí hay todo un discurso que tengo que trasladar.

¿Cómo resulta traducir una obra filosófica o un ensayo más técnico?

He traducido algo de filosofía, y la verdad es que cambia mucho respecto a hacer traducciones literarias, porque ahí tienes que afinar mucho más el concepto. Tienes que saber qué significan nociones como «conocimiento» o «idea» para el autor, cosa que en otros textos literarios puedes dar más por sentadas, pero ahí tienes que saber por qué está utilizando tal término en concreto y no otro, porque ya se estaría enmarcando en otra rama de pensamiento.

De entre todas las especialidades de la traducción, ¿a cuál crees que es mejor dedicarse en relación con el tiempo invertido, el dinero que se gana y la satisfacción personal?

Dentro de esta facultad, se oye muchas veces que a la traducción literaria no te puedes dedicar, que no es una salida viable, y creo que al final eso acaba siendo contraproducente, porque sí te puedes dedicar a la traducción literaria, y puedes vivir bien de ello. Es cierto que, si comparas en términos absolutos cuánto te pagan por palabra en distintas especialidades, quizá en otras especialidades como jurídica se cobre más que en literaria, pero, si luego ves el tiempo que has invertido, es posible que no te salga rentable pasar tantas horas documentándote para tantos textos específicos y prefieras directamente traducir un libro.

¿Recomendarías, si alguien tuviese el sueño de hacer traducción literaria, que fuese a por ello de cabeza?

Totalmente, pero sí creo que tiene que partir de nosotras, porque probablemente no te llamen directamente en cuanto eches el currículum, así que hay que mandar propuestas de traducción, acercarnos a las ferias del libro… Una vez que entres en la rueda, aunque al principio cueste, vas a tener trabajo. Y lo puedes compaginar con otras especialidades: yo hago mucha literaria, pero también traduzco mucha prensa, por ejemplo.

¿Cómo ves el futuro de la profesión del traductor? ¿Crees que dedicarse a la traducción técnica seguirá siendo una opción a pesar de la continua innovación en traducción automática? ¿Y a la creativa?

Yo sigo siendo un poco escéptica con respecto a la traducción automática. Es cierto que ha avanzado mucho, pero también ha aumentado el volumen de necesidad de traducciones, porque cada vez vivimos en un mundo más globalizado. Quizá lo que suceda es que evolucionarán ciertos perfiles: igual ya no hará falta un traductor técnico, pero sí un poseditor técnico que sepa mucho sobre un tema y pueda hacer una revisión lingüística a partir de lo que ha hecho la máquina, pero no creo que desaparezca la profesión como tal. En cuanto a la parte más creativa, yo creo que todavía tardará muchísimo más en llegar ese paso de la traducción automática, si es que algún día llega, porque ahí es donde precisamente tenemos más bastión.

Nosotros hemos tratado de fomentar la traducción como ámbito cultural incluyendo una sección sobre esta en la revista. ¿Qué opinión te merece que se incluya en las revistas una sección específica de traducción?

Yo creo que es muy importante, porque, si pensamos en cómo nos hemos formado y las lecturas que hemos hecho, probablemente más de la mitad sean traducciones, e incluir las traducciones, aunque sea en una publicación cultural, al final es seguir hablando de literatura, aunque sea de literatura traducida. ¿Y qué hubiera sido de nosotros sin toda la literatura de fuera, que ha venido porque se ha traducido? También creo que es una muy buena manera de que traductores que están acabando la carrera ahora, o que están empezando, comiencen a experimentar y a pelearse con los textos.

Me parece fantástico que lo hayáis incluido en una revista cultural; creo que así, como en estos últimos años, se ha ido visibilizando en prensa mucho más la figura del traductor.

En relación con eso y para finalizar, ¿crees que está muy invisibilizada la figura del traductor?

Creo que cada vez menos, porque antes no había redes sociales ni se hacían tantas presentaciones de libros. También ayuda que haya editoriales más pequeñas o medianas, que son más humanas en el sentido de que cuidan más esa relación personal entre el editor y el traductor. Las traductoras también hemos hablado mucho más de nuestras traducciones, y de forma más pública, y las asociaciones ayudan mucho en esto.

Al fin y al cabo, creo que tenemos que asumir que somos parte del sector cultural también, al igual que los escritores y los editores, y que influimos en cómo se acaba construyendo ese tejido literario que tenemos en un país.

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