Pablo Alberola (@palberola)
La historia la escriben los vencedores. La oscuridad del mundo se sume en esos hechos que no consiguen traspasar las líneas de los libros y que dejamos de lado por los intereses económicos de nuestras patrias. Un mundo frío en el que muy pocos son capaces de sacar a la luz las vidas de millones de personas que luchan por la libertad y a las que no se les da voz. El cine es una herramienta fundamental para dar a conocer las historias jamás escritas y la Comuna de Cine de Rojava lo ha empuñado como su principal arma de denuncia.
Por la libertad (The End Will Be Spectacular, 2019) es el último grito de un grupo de resistencia kurda en Diyarbakir, una ciudad que se ve asediada por la intención de destrucción del Estado Turco de Erdogan. Basada en los diarios y los testimonios de algunos de los supervivientes de aquel intento de genocicio, ellos mismos ponen voz a un retrato conjunto de una causa que está por encima de los personajes. El símbolo de la resistencia se convierte en el verdadero protagonista de una obra coral que busca poner en perspectiva a la persecución kurda a nivel internacional.
Esta es la primera gran obra de ficción de esta comuna cinematográfica que, utilizando su experiencia en el campo del documental, busca hacer una recreación lo más veraz posible de los eventos que ocurrieron en 2016 y que el Gobierno turco no quiso que vieran la luz.
Los propios escenarios son restos de aquellas ciudades arrasadas por las guerrillas, y muchos de los personajes están interpretados por víctimas de aquel asedio. El director, Ersin Çelik, entiende que no solo vale la violencia como método para conseguir la libertad de un pueblo oprimido, sino que es fundamental que esas voces silenciadas puedan escucharse alrededor de todo el mundo. Esta película es esa voz que necesita poner dignidad en sus historias.
Parte de la sección oficial de Rotterdam y de la Mostra de València, Por la libertad es un film intenso en el que el mensaje se sobrepone a las propias carencias técnicas de la película. Las escenas de guerra son tensas, y esos guerrilleros sin nombre son los verdaderos héroes de una historia que sigue contando víctimas en Turquía. Unas vidas que merecían tener un final espectacular y por las que la Comuna de Cine de Rojava sigue luchando.