Pablo Alberola (@palberola)
El mosquito es un insecto incómodo. Nos molesta su zumbido por las noches cuando pulula apenas a unos centímetros de nuestro oído, mientras que sus marcas de guerra por las mañanas hacen que perdamos la paciencia más de una vez mientras nos rascamos. Odiamos al mosquito. Aunque ese diminuto bicho que nos interrumpe nuestras noches de verano, más allá de nuestras fronteras, se convierte en un verdadero asesino.
Mosquito (2020) es el título de la nueva película de João Nuno Pinto, un director que ha vuelto a sus orígenes en Mozambique para intentar descubrir al mundo que la Primera Guerra Mundial no solamente se libró en Verdún. Un viaje a través de las memorias de un joven portugués de 17 años con sueños de defender a su patria en Europa, pero que rápidamente se ven truncados cuando es enviado a luchar para defender las colonias de aquella joven república que era Portugal a principios del siglo pasado. Un mosquito insignificante en medio de una guerra de leones.
La necesidad de mostrarse útil en aquel campo de sangre hará que Zacarías, un buen João Nunes Monteiro, emprenda un viaje al corazón de la selva más profunda en busca de sus compañeros de pelotón. Una odisea de supervivencia y enfermedad que irá transformando al joven soldado en víctima de una guerra que no termina de entender. Nuno Pinto no busca hacer una recreación histórica de lo ocurrido, sino que convierte al contexto en una herramienta más en la experiencia sentimental de su protagonista. El uso del sonido y su fotografía hacen que el espectador acabe entrando en la piel de aquel joven confuso en medio de una selva llena de peligros. Es una película en la que la fuerza reside en la exploración de las sensaciones.
Pero, por otro lado, la película no termina de ofrecer un impacto directo sobre la crudeza y violencia del viaje de Zacarías, sino que muchas veces acaba pareciendo una ensoñación repleta de cuentos y canciones. La intención del director es que, durante ese trayecto de su protagonista por la selva, no sepamos diferenciar la realidad de la pura imaginación. El resultado se queda a medias, ya que en ocasiones su montaje es algo confuso y hace que el relato en sí mismo pierda fuerza.
Recientemente seleccionada para competir en los Premios Goya en la categoría de película iberoamericana, el film de producción portuguesa se ha proyectado como parte de la sección oficial de la 35º Mostra de València. Mosquito se presenta como una lucha entre opresor y oprimido. Una película interesante para poner en mente los recuerdos coloniales de una época no tan lejana. Una historia sobre la moral y la identidad de cada uno en un viaje en el que el mosquito y el león acaban siendo parte del mismo infierno.