Blanca Lirio Asensio (@blirioasensio)
El pasado jueves 8 de octubre desde Parnaso tuvimos la gran suerte de ver en vivo y en directo a Viggo Mortensen, cuando fue a presentar a los Cines Lys su último largometraje; Falling. Este señor, polifacético donde los haya, además de actor es poeta, guionista, fotógrafo, músico, pintor y, desde que se embarcó en el rodaje de Falling, director. El 2020 ha sido un gran año para el estadounidense, pues además de debutar como patrón de barco de su nueva película, recibió el pasado septiembre el Premio Donostia del Festival de San Sebastián en reconocimiento a su trayectoria profesional.

Mortensen comenzó la presentación agradeciendo la presencia del público y contando que, en estos tiempos inciertos, llegó a temer que la película no se pudiera disfrutar en cines. Al referirse al germen de la historia, el cineasta rememoró que encontró parte de la inspiración de la película tras el fallecimiento de su madre. Siendo ficción, parece que lo narrado tiene, aun en pequeña medida, vinculación con emociones y experiencias vitales propias.

Haciendo gala de la humildad que lo caracteriza, también compartió que no siempre estuvo claro que el largometraje pudiera salir adelante, pues se enfrentó con algunos problemas de financiación. Finalmente, Falling consiguió el respaldo económico que necesitaba, siendo el último empujón que el propio Mortensen formara parte del elenco como coprotagonista. Cuando contó esto último, no escatimó en palabras de reconocimiento y admiración hacia Lance Henriksen, el otro protagonista del film. Mortensen conoció al confiable secundario hollywoodense durante el rodaje de Appaloosa; western dirigido por Ed Harris. Cuando el neófito director pensó en quién podría dar vida al complicado personaje de Willis, supo de inmediato que desde su versatilidad hasta su voz convertían a Henrinken en la elección ideal.
Al terminar la presentación, el talentoso intérprete se despidió de los asistentes con el deseo de que disfrutáramos de la película, con una sonrisa y al grito de «Amunt València».

En cuanto a Falling, no puedo más que halagar la empatía y sensibilidad con las que está narrada. Se trata de una historia muy humana que no requiere de grandes escenas de acción o giros argumentales extraordinarios para mantener la total atención de los espectadores durante las casi dos horas de película. Como ya previó el director de la película, Henriksen está soberbio en el papel de anciano malhumorado de pensamiento arcaico cuya demencia empieza a afectar notablemente su día a día. Viggo Mortensen interpreta al hijo en la ficción del veterano actor; complementándolo admirablemente.
Siento haberte traído a este mundo para que tengas que morir.
Willis a su hijo recién nacido en Falling.
El film es la historia de una vida que entreteje el pasado con el presente; contada de manera que por una parte subleva y por otra reconcilia. Una trama que gira en torno a una relación en la que es tan importante lo que se ve como lo que se entrevé, consigue ser delicada sin ser cursi y conmovedora sin ser deprimente.
